Tras más de diez años en la zona habiendo visitado muchos de los restaurantes de Bávaro y Punta Cana, he creado este espacio para comentar mis experiencias personales en cada uno de ellos.

dilluns, 28 de març del 2016

BROT BAGUEL SHOP

¿Tienes que ir a la playa y se te han roto las chancletas?, no hay problema, pasa por esta cafetería, pide un par de croissants y listos. Sólo tendrás que encontrar cómo atarlos a tus pies porque la consistencia de las suelas ya la tienes.

Eso sí, te costarán más caros que unos Manolo Blahnik, y mejor que no tengas prisa, porque si cometes el imperdonable error de ir antes de las nueve de la mañana (hora en que entra la directora/propietaria/encargada del negocio) es posible que mueras de abandono sentado en tu mesa leyendo una y otra vez el mismo periódico.

Es una pena tener que ser así de duro con una cafetería situada en pleno Village, la única de hecho, pero una vez más sus empleados se esfuerzan en dar lo mejor de cada uno de ellos para hundir el negocio que les da de comer. 

Amigos que la frecuentan después de las nueve de la mañana, y que como decía creo que es la hora en que la propietaria o responsable del negocio se hace cargo, me dicen que está bien, cara, pero correcta.

Yo no he tenido esa fortuna por la fea costumbre que tengo de levantarme pronto para ir a trabajar. Quizá en un futuro, cuando me recupere de la mandíbula y el estómago tras ingerir dos tablas chamuscadas con forma de croissant, vuelva a probar, aunque para ser sinceros..., no lo creo.

divendres, 25 de març del 2016

ZEN RESTAURANTE & LOUNGE


Una parte importante de la satisfacción tras abandonar un restaurante depende de haber acertado con alguno de los platos estrella de dicho restaurante. Otra parte influyente es no sentir que te han golpeado con un martillo percutor a modo de cerdo-hucha para sacarte hasta el último peso que llevaras, y el resto se compone del servicio, la decoración, el ambiente, tu propia hambre…

Pues bien, tras cenar dos rolls en el restaurante Zen de Punta Cana Village, tuve la sensación de haber acertado con todo. Incluso con el servicio, pues el camarero que nos atendió era la primera noche que trabajaba allí (o por lo menos lo parecía), y pese a no saberse ni un solo plato de la carta, contrarrestó su falta de información con un servicio atento y cuidado.

El restaurante & lounge Zen tiene un ambiente que invita a la tranquilidad, y los platos que escogimos, rollo de atún, aguacate y salsa de miel, y otro de pollo salteado, plátano maduro, aguacate y salsa de miel, me parecieron correctos tanto en la cantidad de sus porciones como en lo que en ellas nos sirvieron. Cocina sencilla formada por platos de inspiración asiática y de otros más tradicionales, ambiente tranquilo, limpio y velocidades correctas, tanto para servir, como para traer la factura cuando decidimos dar por finalizada la velada.

Comenté, al día siguiente, nuestra experiencia en el restaurante con un compañero de trabajo, y su sorpresa fue mayúscula cuando le dije que habíamos cenado bien, y a un precio correcto (40 USD dos rollos y dos cervezas). Me explicó entonces que él había estado en el mismo restaurante unos días antes con su pareja y les habían servido un pollo seco y una lasaña incomible…, quién sabe, pero casi se lo merece por pedir eso en un restaurante que se llama Zen. 


dimarts, 22 de març del 2016

RESTAURANTE CASA GALICIA BY TIO JAIME

Dicen de este restaurante que es uno de esos en los que se come bien, pero caro. Puedo confirmar lo segundo y tengo muchas dudas de lo primero.

Ubicado en la zona residencial White Sands y decorado con bastante clase entre un mesón gallego tradicional y un restaurante de alcurnia tropical, tiene dos ambientes muy diferenciados, uno fuera tipo terraza, y otro dentro, bien acondicionado y del que yo salí con la sensación de que me habían estafado.

Fuimos cuatro amigos y decidimos cenar de tapas. Éstas fueron: huevos estrellados, tabla de embutidos ibéricos, croquetas de calamar en su tinta, pulpo a feira, una cazuelita de gulas y berenjenas asadas con queso de cabra. 

Los huevos estrellados estaban duros, cocidos, sin yema, las patatas empapadas en aceite, y los camarones (porque aquí los preparan con ellos) eran inexistentes, apenas encontramos dos del tamaño del dedo meñique de un bebé. Las croquetas estaban buenas, ocho bocados de croquetas de calamar en su tinta que fue, de lejos, lo mejor de la cena, aunque las sirvieron frías... Las berenjenas eran dos mitades, es decir, una berenjena de poco más de diez centímetros de longitud abierta por la mitad, asada y con una tira de queso de cabra sobre cada parte, pues bien, estaban crudas y duras. El pulpo, casi me jugaría un dólar a que no era pulpo, sino calamar gigante, y las gulas eran una de esas cazuelitas que anunciaban Puyol y Xabi Alonso hace unos años, del congelador al microondas y de ahí a la mesa, pero el premio gordo se lo llevó, de lejos, la tabla de embutidos ibéricos.

La tabla consistió en un plato con tres tiras de embutido, una de chorizo, una de lomo y una de longaniza del grosor de un papel de fumar, exactamente los mismos ingredientes, en el mismo orden y del mismo grosor que se venden en unas bolsas preparadas en el súper Pola y que cuestan menos de 2 USD. Aquí nos cobraron por esta vergüenza la escandalosa cifra de 15 USD, y ni siquiera se dignaron a separar las lonchas para que no se notara que las acaban de volcar de la bolsa al vacío al plato.

De postre pedimos filloas con crema pastelera, buenas, pero justitas, muy justitas..., y de beber, la mejor parte de la cena con diferencia pues pedimos cerveza Estrella Galizia, tres cervezas de esta marca, dos Presidente y una copa de vino blanco.

Nos cobraron por todo esto: unos huevos fritos (2) con patatas aceitadas, una berenjena cruda con queso de cabra, 8 bocaditos de croquetas, muy buenas pero frías, una tapa de pulpo calamarizado, una cazuelita de gulas, una tabla de embutidos impresentable, dos filloas, cinco cervezas y una copa de vino, la cifra de 140 USD.

Como el valor de las cosas es relativo a cada persona, me limito a exponer lo que nos cobraron a nosotros por estas racano-tapas.

Decía al principio que es un restaurante de esos en que la gente dice que se come bien, y quizá le demos otra oportunidad pidiendo un menú que no esté basado en las tapas, pero de momento mi sensación fue de salir timado como un turista en carnavales.



diumenge, 20 de març del 2016

CHEF PEPPER BAVARO

Lo que hace apenas un par de años supuso para la zona una entrada de aire fresco y alegría en la comida rápida para todos los bavarenses, hoy es un pozo de tristeza y un desastre que debería avergonzar a toda la cadena de establecimientos de esta marca.

Ubicado en la zona comercial Plaza San Juan, Bávaro, este restaurante de comida rápida franquicia de la marca Chef Pepper es, sin necesidad de probar todos los demás, el peor con diferencia.

Hacía meses que no pisaba sus instalaciones por culpa de un servicio deficiente, pero hoy, y por motivos más relacionados con la prisa que con el gusto, hemos caído de nuevo en sus redes de mal servicio. Mucha modernidad, mucha "tablet" para mostrar el menú, mucha tontería, y a la hora de la verdad he pedido las cuatro cervezas que tienen en la carta obteniendo la misma respuesta para todas, "se nos han acabado", después he probado con dos tipos diferentes de bocadillos (sandwich) y la respuesta ha sido idéntica. Al final le he pedido al camarero que me trajera lo que considerara oportuno y que tuviera la seguridad de que, independientemente de que se encontrara en la carta o no, estuviera en la cocina.

Tras más de treinta minutos esperando, el pobre adolescente que ejerce las funciones de mesero se ha acercado a decirnos que nuestra orden se había perdido y que debíamos volver a solicitarla.

Por desgracia el único valor que le quedaba a este restaurante, la velocidad, también ha sucumbido al mal hacer de sus empleados. Debo rescatar la comida, la cual si bien no es de nota y también ha sufrido un deterioro en estos dos años, especialmente en el tamaño de sus raciones, todavía mantiene un cierto nivel por encima de otras cadenas de comida rápida. 

El resultado ha sido una cuenta de 15 Dólares americanos por un bocadillo de pechuga de pollo, una cerveza que no era la que quería y cuarenta y cinco minutos de espera.

Decepcionante.